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lunes, 22 de marzo de 2010

Estratificación y significados del Cementerio Central


El Cementerio Central fue puesto al servicio en 1836, y se organizó de tal forma que se destinaron diferentes zonas para la inhumación de los cuerpos según su condición social:
- El Ovalo Central, inaugurado con el entierro del General Santander sirvió para dar sepultura a los personajes ilustres.
- El anillo proyectado por Esquiaqui albergaba las bóvedas que servirían de sepultura originalmente a perpetuidad a quienes deseaban que su última morada se asemejara a los muros de una iglesia.
La capilla del Cementerio, se terminó en 1839 pero solamente fue puesta al servicio en 1842, año en el que se creó el cargo de capellán del cementerio, también a partir de ese momento se inició el arreglo de la Alameda Central, de los jardines y de los senderos y manzanas. Se empezaron entonces a construir los diferentes mausoleos familiares que datan desde la segunda mitad del siglo XIX; el Cementerio se fue convirtiendo entonces en "el sitio más cuidado de la ciudad, con sus bellos jardines, flores y blancos monumentos a la sombra de grandes árboles cultivados con esmero".
Llama la atención la forma que se le dio al cementerio desde su proyección:
- El óvalo se contrapone a la cuadrícula de la planta de organización de la ciudad, y así como el damero colonial se considera como un símbolo del poderío militar y conquistador de los españoles en estas tierras.
- La forma casi circular del cementerio simboliza la ascensión de las almas hacia el paraíso, reproducción de un imaginario propio del catolicismo en la edad media, el cementerio por su forma se diferencia de la ciudad de abajo y evoca la ciudad circular, ideal, de arriba.
- El acceso principal del Cementerio, sitio sobre el que se encuentra la portada principal del óvalo diseñada por Julián Lombana hacia el año de 1910, fue concebido como una plazoleta que constituía el destino final del cortejo fúnebre, alrededor de la cual desfilaba la carroza y que tenía como especial amoblamiento una tribuna desde la cual se leía el discurso de despedida al difunto. La congregación debía luego permanecer en la plazoleta y únicamente los familiares más allegados podían acompañar el féretro hasta su tumba al interior del Cementerio.

En la década de los 60 aparecen nuevos modelos de jardines–cementerios en el extremo norte de la ciudad, y los usuarios más pudientes, quienes velaban antiguamente por el buen mantenimiento del sitio, abandonan sus mausoleos en el Cementerio Central. A pesar de todo esto, el Ovalo Central sigue siendo considerado como el "panteón nacional" y en su interior se siguen enterrando a las más importantes personalidades de la vida pública y política del país.

Tomado de:http://www.lablaa.org/blaavirtual/exhibiciones/monu/mn_71.htm

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